Cuando termina la Navidad, Cádiz sigue su calendario tradicional de fiestas y se sumerge en la preparación del Carnaval. El Carnaval gaditano, cuya fiesta está documentada desde finales del siglo XVI, es la fiesta por excelencia de Cádiz. La fiesta en 1862 pasó a formar parte del calendario festivo municipal. Casi veinte años después se "oficializó" uno de sus elementos más genuinos, las agrupaciones carnavalescas: coros, chirigotas, cuartetos, romanceros y más tarde las comparsas.
No es fácil intentar explicar qué significa el Carnaval en Cádiz, porque es necesario vivir una experiencia que ha calado tan hondo en la tradición y el sentir de los gaditanos.
Esta fiesta es lo que es gracias a la participación mayoritaria del pueblo en la calle. Durante el Carnaval el lugar de celebración es la propia ciudad, sus calles y sus plazas. Los protagonistas son sus gentes, que lucen multitud de disfraces llenos de ingenio y originalidad. Es todo esto lo que crea el "ambiente carnavalesco" que cautiva a los visitantes y que a los gaditanos se les inculca desde pequeños de generación en generación.
Las fechas tradicionales, domingo, lunes y martes inmediatamente anteriores al Miércoles de Ceniza, más el añadido del siguiente domingo, el Domingo de Piñata, han sido ampliamente superadas, y entre los inicios de los ensayos de las agrupaciones (normalmente por Septiembre, Octubre), el concurso del Gran Teatro Falla y los diez días oficiales de celebración -pregón, bailes, concursos de disfraces, cabalgatas, carruseles, degustaciones...-, los gaditanos viven el Carnaval durante cerca de dos meses.
Visualmente la fiesta es un homenaje a la imaginación, los disfraces más divertidos nos pueden asaltar a la vuelta de la esquina, disfraces que no se encuentran en una tienda al uso, sino que son confeccionados con arte, creatividad y los materiales más insólitos. Esta demostración del ingenio gaditano se complementa con la gracia y la ironía de las agrupaciones musicales y sus letrillas alusivas.
Cuatro modalidades de agrupaciones existen en el carnaval gaditano: Coros, comparsas, chirigotas y cuartetos.
El coro es un conjunto de voces de entre veinte y cuarenta componentes, acompañados por instrumentos de cuerda. El disfraz y las letrillas de sus coplas giran en torno a una puesta en escena, alusiva a la actualidad.
La comparsa es una agrupación compuesta por unas quince personas, acompañadas de bombo, tambor y guitarras. No destaca por la guasa y el esperpento, sino que por el contrario, cantan lo más lírico, emotivo y poético de la fiesta.
La chirigota está la forman unas doce personas y en sus tipos y letrillas, encarna la variante cómica, satírica y procaz del Carnaval.
El cuarteto es una formación de tres a cinco personas. Su acompañamiento musical es mínimo, pito-caña y palos. Por el contrario, su puesta en escena y sus coplas son las que destilan más mordacidad.
Hay dos carnavales en el Carnaval de Cádiz. Uno es el formado por las agrupaciones oficiales, que tras la fase eliminatoria, con actuaciones en el Teatro Falla, interpretan su repertorio en tablaos instalados en las plazas, así como en hoteles y restaurantes. Y luego están los ilegales. Son chirigotas y cuartetos que han renunciado a participar en el concurso oficial de agrupaciones, por eso se llaman así. Están formados por un grupo de amigos, que participan a su aire. Las letrillas de los ilegales son las más divertidas, subversivas y escatológicas. Recorren el mapa ciudadano del carnaval, principalmente el Barrio de la Viña, el corazón urbano de la fiesta, actuando cuando reunen un corrillo de curiosos a su alrededor, y son los que dan mayor colorido, personalidad y atractivo a los carnavales gaditanos.
Los carnavales con el pregón oficial y proclamación de la diosa del Carnaval, y terminan el domingo de madrugada.
En gastronomía, hay que degustar los platos tipicos de estos días: las tortillas de camarones, la piriñaca, los langostinos, erizos, ostiones y galeras, y sobre todo las papas aliñás, que es lo más sabroso que se puede cocinar con los mínimos ingredientes. Para beber, si hay sed, cerveza. Y si queremos coger un puntito que dé gusto verlo, ahí está la manzanilla de Sanlúcar, que sabe de muerte escuchando a las chirigotas.